Publicado en Revista Indualimentos, 2012

Muchos saben de los innumerables beneficios que brindan las semillas para la salud, pero muy pocos saben que las semillas típicas de Chile desempeñan un rol medular en la sustentabilidad de la cadena alimenticia. Ello debido a que están perfectamente adaptadas a las condiciones climáticas locales, pudiendo resistir sin problemas condiciones extremas como sequías, suelos pobres y terrenos con exceso de salinidad. El problema es que este valioso patrimonio alimentario se está perdiendo, advierte María Isabel Manzur, Doctora en Zoología de la Universidad de Liverpool, Inglaterra, experta en Biodiversidad y Recursos Genéticos e integrante del directorio de la FSS (Fundación Sociedades Sustentables).

¿De qué forma las semillas chilenas contribuyen al equilibrio de la cadena alimenticia?

Lo que sucede es que los agricultores en general hoy compran y cultivan casi puras semillas híbridas extranjeras. De hecho, casi todas las semillas que hoy estamos cultivando en Chile son híbridas, que por cierto rinden más en términos de volumen de producción. Pero, éstas requieren de muchos insumos químicos para su desarrollo, y lo más crítico de esta situación, es que las semillas híbridas no están adaptadas a las condiciones climáticas locales y tampoco a factores climáticos adversos.

Entonces, es aquí donde nuestras semillas criollas tradicionales entran a jugar un rol muy importante, porque ellas están perfectamente amoldadas a las condiciones climáticas de Chile y van a poder resistir sin problemas condiciones extremas como sequías, suelos pobres, inundaciones y terrenos con exceso de salinidad, todo ello fruto del cambio climático global. Incluso, en Arica tenemos el maíz de Lluta que es un tipo de semilla que crece en suelo salino con arsénico y goro. No hay ningún otro maíz que sobreviva a tales condiciones.

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