Atrapados sin caipirinha II

Publicado por Marina Parisi, noviembre del 2021

Nueva York, Mayo 2001.

Radio: “El congreso del Estado de Alaska acaba de aprobar un documento en tono enérgico donde apoya fuertes restricciones a las importaciones de salmón chileno por considerarlas perjudiciales para la industria local”.

-Javier: Oye, ¿te podís correr un poco más pa´llá?

Salmón: ¿Y de paso se te ofrece una caipirinha?, esto no es hotel, estoy igual de apretado que tú. El viejo que está aquí al lado tiene más espacio, pero está durmiendo.

-Javier: ¿Y si lo despertai?

-Salmón: Cómo jodes.

-Javier: Mira, si lo despertai pa´ que se corra no te jodo más.

-Salmón: Psssssss … ¡oiga!

-Rodrigo: Ahhhh … ¿qué?

-Salmón: ¿Se podría correr un poco más allá?, aquí están alegando y usted tiene espacio de sobra.

-Rodrigo: De acuerdo, pero ¿me podría decir dónde estamos?

Salmón: En Nueva York.

Antonio: ¡Dios Mío!, ¿cómo llegué hasta aquí?, lo último que anoté en mi bitácora es que estaba en California, después me pillaron envuelto en el mensaje contra Clinton y luego me despacharon a otro frigorífico.

Javier se incorpora de inmediato al creer reconocer a su amigo.

-Javier: Rodri, ¿eres tú?

-Rodrigo: ¿Javier?

-Javier: ¡Viejito soi voh!

-Rodrigo: Mijito, ¡qué alegría!

Se paran y se abrazan efusivamente.

-Salmón: Put… lo que me faltaba, un reencuentro a lo Love Story.

-Rodrigo: Pero mijo, ¿qué te pasó?

-Javier: Después que nos cacharon envueltos en el papel, a mí me pescaron y me metieron en un camión que iba a Manhattan. Allí estuve muuuucho tiempo, luego me llevaron a Nueva York. Dos años encerrado a nivel de sardina hasta que me pusieron en otra carga y aquí estoy po`h. ¿Y tú?

-Rodrigo: Recuerdo que me agarraron y me tiraron al frigorífico. De allí me trasladaron a Ohio, donde estuve tres años. Luego me pusieron en un camión, pero me golpeé la cabeza. No sé cómo llegué hasta aquí.

-Javier: ¡Bastardos!, pero estuvo buena nuestra venganza contra el Clinton, ¿cierto? – Le decía riendo.

 -Rodrigo: Claro que sí. – Guiñándole un ojo mientras le sonreía.

-Salmón: Perdón, ¿ustedes son Rodrigo Peña y Javier González?

Rodrigo y Javier se miran extrañados.

-Javier: ¿Y de a dónde nos cachai tú?

-Salmón: ¡¡Pero si ustedes son famosos!!, pasaron a la historia con aquel mensaje “Clinton Maricón” en protesta por las acusaciones de dumping contra el salmón chileno. Fue noticia en los medios.

-Rodrigo: Bueno, ése era nuestro objetivo.

-Javier: Pero acuérdate viejito que la idea fue mía.

-Rodrigo: Sí, mijito el crédito es tuyo. – Sonriéndole a Javier.

-Salmón: Es un honor conocerlos, mi nombre es Tomás.

Mientras conversan, algunos comienzan a acercarse atraídos por la presencia de Rodrigo y Javier, señalándolos con ademanes y tomándoles fotos. Rodrigo dirigiéndose a Tomás le pregunta:

 -Rodrigo: Oiga, ¿me podría contar qué ha sucedido estos últimos años en el gobierno de Clinton?

-Tomás: Con mucho gusto. Mire, hubo todo un escándalo cuando se supo que Clinton había tenido un romance con Mónica Lewinsky, una becaria de la Casa Blanca.

-Javier: Oooohhhh.

-Rodrigo: Me refería a materias relacionadas con importación de salmón chileno.

-Javier: No pero dale. – Dirigiéndose a Tomás. – Me interesa cachar el rollo porque algo escuché en la radio, ¿qué onda?

-Tomás: Bueno, resulta que esta niña salió en la tele diciendo que tuvo un affaire con Clinton y que todo ocurrió en la Casa Blanca.

-Javier: ¿Y qué dijo él?

-Tomás: Clinton lo negó todo el tiempo. Incluso, juró ante el Congreso de Estados Unidos que no había pasado nada con la Lewinsky. Pero al final los periodistas consiguieron fotos y declaraciones de gente que los vio juntos. Entonces, los de la Casa Blanca convencieron a Clinton de que se retractara y admitiera la verdad. Así es que al final tuvo que reconocer que sí.

-Javier: ¡Que mala!, quedó como el hoyo frente a los gringos.

-Tomás: ¡Ante todos!, la noticia dio la vuelta al mundo.

Un número cada vez mayor de fans rodea ahora a Rodrigo y Javier. En medio de empujones y codazos, algunos intentan grabarlos con sus celulares. Uno de ellos se acerca a Rodrigo y le pide su autógrafo. Luego, Rodrigo mira a Tomás y le dice:

-Rodrigo: Y a parte de ese episodio, ¿algo más interesante en materia de importación de salmón?

-Tomás: Sí, por la radio me enteré que los tipos en Alaska están con miedo ante la competitividad del salmón chileno y ahora quieren subir los impuestos a las cargas que importan desde Chile.

-Javier: ¿Cachai? – Dirigiéndose a Rodrigo. – No se cansan de serrucharnos el piso.

-Rodrigo: Y en Washington, ¿ya tomaron medidas?

-Tomás: Lo último que escuché es que el Departamento de Estado está analizando la petición del congreso de Alaska de subir los impuestos. Si la aprueban vamos a perder competitividad.

Un salmón llamado Antonio se abre paso en medio del tumulto y dirigiéndose a Tomás le dice:

-Antonio: ¡Esta todo listo para el concierto! – Se percata de la presencia de Rodrigo y Javier, los queda mirando – Noooo… no puede ser, ¡esto es el destino!

Antonio se acerca, los felicita y abraza. Tomás mira a Antonio y le pregunta:

-Tomás: ¿Ya le pagaste a la banda musical?

-Antonio: No, pero le voy a pedir al Pandora que lo haga.

-Tomás: ¿A quién?

-Antonio: Al hermano del negro Piñeiro.

-Tomás: ¡Por ningún motivo!

-Antonio: ¿Por qué?

-Tomás: Ese habla mucho y hace mal la pega. Además, ayer vi que a la hora de almuerzo se fue a meter al Paraíso Pub. Así que haz tú la transferencia al manager del grupo.

-Antonio: Ok.

-Rodrigo: ¿De qué concierto hablan?

-Tomás: Vamos a conmemorar los derechos del Pueblo Nación Salmón Chileno y ustedes serán nuestros invitados estrella!

-Javier: ¿En serio?, que bueeeena.

-Tomás: Toño: llámate al Carlos, al Julito y al Aldo, necesitamos ayuda para escoltar a Rodrigo y Javier hacia el escenario.

 -Antonio: Ya, ¡altiro!

Apenas llegan los refuerzos, Rodrigo y Javier son conducidos hacia una salida, abriéndose paso entre cientos de admiradores que palmotean sus hombros y vitorean sus nombres. Luego, los hacen transitar por un pasadizo oscuro y angosto. Mientras avanzan se escucha de fondo la canción En todas las esquinas del grupo musical chileno Congreso que poco a poco se va intensificando en volumen.

De repente, una potente y cegadora luz blanca los encandila. Al llevarse las manos al rostro se dan cuenta que están sobre el escenario. La música retumba en sus oídos, la multitud los ovaciona saltando al ritmo de “..♫♪. ¡Ven, para la libertad ! ..♪♫ “. Rodrigo y Javier emocionados alzan los brazos.

En todas las esquinas – Congreso